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celos

Los celos se pueden definir como una reacción negativa ante la idea ya sea real o imaginaria de una relación sexual o emocional de su pareja con otra persona.

¿Por qué se originan los celos?

La raíz es el miedo a la infidelidad o a ser abandonado por su pareja.

Esta emoción, los celos, se asocia a la necesidad de sentirse valorado, querido y el deseo de recibir atención, que todos lo sentimos, pero en el caso de quien siente celos se siente de una manera exagerada.

Sienten que necesitan a esa persona y al mismo tiempo creen que la pueden perder, y eso lo lleva a cometer actos que terminan alejando a la pareja y acabando con el amor, a menos que se cambie ese comportamiento.

Los celos llegan acompañados de pensamientos, actitudes y comportamientos que son el reflejo por una parte de la emoción que puede ser causada por algo que vio, imaginó o recordó, eso trae una emoción desagradable que puede traer cambios físicos, como taquicardia, un nudo en la garganta o el estómago, colitis, entre otros, y estos llevan a reaccionar de una forma impulsiva e irreflexiva.

Estas emociones de las que hablamos nos llevan a sentimientos, que a diferencia de la emoción que es pasajera, el sentimiento dura más tiempo y son subjetivos, puede ser frustración, desamparo.

Los pensamientos que generan los celos pueden estar basados o no en la realidad, pueden ser causados por eventos que tenemos en la memoria o por nuestra imaginación.

Podemos recrear escenas en nuestra cabeza, ideas que no se pueden controlar de cosas que están pasando o que nos imaginamos que van a pasar, como que mi pareja se va a ir con otra persona, lo doloroso y humillante que sería que me abandonara, y llegamos a inventar historias conspirativas que, por consecuencia nos llevan a actuar con desconfianza, recelo, a vigilar o perseguir y podemos caer en conductas obsesivas y hasta peligrosas.

Lo que contribuye a su dolor psicológico es la humillación real o imaginaria ante los ojos de los demás, que pueden estar enterados de la supuesta infidelidad.

Los celos enferman físicamente.

Toda esta preocupación y sufrimiento de manera constante puede provocar trastornos psicológicos, además de problemas físicos como insomnio, presión arterial elevada, problemas gastrointestinales.

No puede pensar ni concentrarse en nada, imagina cosas todo el tiempo, es como envenenarse solo, y no reconoce el daño que le hace a su pareja o a sí mismos, más bien alegan que no lo comprenden y minimiza las consecuencias de sus celos.

Las emociones predominantes cuando llegan los celos son tristeza, dolor, miedo e ira. Y el temor más grande de alguien que presenta celos es verse solo y abandonado y puede mostrarse egoísta al querer ser único y exclusivo para su pareja, atacando hasta la libertad del otro sintiéndose su dueño.

Es común que la persona celosa se perciba como la víctima haciendo uso del chantaje emocional para que la pareja cambie su conducta restringiendo su libertad y buscando que sienta culpa, ya que eso le trae beneficios.

Un objetivo del celoso es limitar la vida social de su pareja y se puede llegar a la violencia que es una situación muy peligrosa, y la víctima puede estar aguantando por años y esta situación no debe ser tolerada y se debe buscar ayuda de inmediato y no estar tolerando esta situación por dependencia psicológica, miedo al abandono, a la soledad o por culpa.

¿Qué puede provocar un ataque de celos?

Puede ser por muchos factores, desde señales evidentes de infidelidad como ir de la mano de alguien más hasta actos cotidianos como saludar a alguien de beso, encontrarse con alguien y platicar de manera efusiva con esa persona o las situaciones que no existen, es decir que son producto de la imaginación y el sólo imaginarlos puede desencadenar la conducta celosa.

¿Por qué somos celosos?

Los celos se presentan en formas muy diversas y sus causas son tan diferentes.

Una razón puede ser el miedo a perder a la pareja y todo lo relacionado como quedarse solo y el abandono. Es miedo a perder algo valioso por lo que se siente que se ha trabajado.

Otro motivo puede ser el egoísmo, ser posesivo. Se basa en una falta de valorar las cualidades propias en comparación con las de los demás, pueden llegar a pensar que no valen nada o que los van a dejar por otra persona.

Otra razón puede ser el tener tantas expectativas e ilusiones depositadas en la pareja y creer que esa relación va a ser para siempre porque puede llegarse a percibir a la pareja como de su propiedad, por lo que se teme a todo aquello que pueda destruir eso.

También está, el sentimiento de ser exclusivo para la pareja, querer que esa persona esté todo el tiempo al pendiente de uno, se espera ser el centro de atención, y en caso de no recibir eso se tiene la sensación de que su amor no es suficiente. Este tipo de celos no necesariamente se dan ante una tercera persona, en realidad el “rival” puede ser cualquier otra persona como sus padres, alguna actividad que la pareja disfrute hacer y el simple hecho de no recibir la atención continua lleva a tener sentimientos negativos.

Los celos según el psicoanálisis

Según el psicoanálisis, los celos se originan en la infancia, en el tipo de relación que se hay tenido en ese momento con la madre y el padre, estos vínculos afectivos pueden derivar en trastornos psicológicos de poca o mucha relevancia y los celos y la envidia desempeñarán un papel importante en el desarrollo psíquico y sexual.

Además, existe la teoría del apego, que es el vínculo que surge de la necesidad que tienen los niños pequeños de establecer una relación estrecha con la persona que cuida de ellos. Todas las personas nacemos con ese apego dirigido a procurar mantener cerca a la persona de que dependemos y se busca el contacto físico, normalmente es hacia la madre, y es un mecanismo de supervivencia durante los primeros años de vida.

Durante la infancia este sistema de apego sirve para explorar el mundo y la interacción con otros, sintiendo un anclaje seguro en el que puede apoyarse, y siguen apareciendo durante la vida adulta ya que todos necesitamos personas cercanas que nos apoyen y den seguridad y afecto y la amenaza a la relación con esa persona es la que origina los celos.

Los celos y el sistema de apego cumplen la misma función tanto en niños como adultos que es la de mantener la relación y la sensación de seguridad que aportan.

Otra causa de los celos es el miedo al rechazo que lleva a percibir algunas situaciones interpersonales como rechazo cuando no es así, malinterpretan y sacan conclusiones precipitadas.

Y si a eso le sumamos la poca capacidad de controlar impulsos o de gestionar la conducta que tienen algunas personas es cuando reaccionan de manera violenta lo que causa daños a veces irreparables.

La autoestima está directamente relacionada con la aceptación o rechazo que se vive en el círculo en que se desenvuelve. Mientras más aprecio hay, más se aprecia a sí mismo. Por lo que cuando se siente una amenaza o si aparece la infidelidad las consecuencias en la autoestima y la autopercepción son evidentes.

Se puede valorar como excesivamente negativa la propia conducta pensando que todo va a ir mal, y que nada nos sale bien, sentir que no se merece el aprecio de los demás y detrás de eso está el miedo a fracasar como persona.

También se tiende a exagerar los problemas, como pensar que una discusión trivial puede ponerle fin a la relación.

Caen en el perfeccionismo y creen que no tiene derecho a cometer errores y que todo lo tienen que hacer bien o los dejarán por otra persona.

Se considera que los celos dentro del límite son algo normal en una pareja, y puede ser que algunas personas lo provoquen a propósito, con comentarios o actuando para llamar la atención o asegurar su amor, llegando hasta a crear toda una trama, todo esto para poner a prueba el interés del otro, lo que puede detonar crisis en la relación o incluso la ruptura.

¿Qué hacer en caso de celos extremos?

La ruptura no es la única solución. Hay acciones que pueden llevarse a cabo para abordar una crisis.

El diálogo. Se trata de hablar de manera constructiva para cambiar la relación, discutiendo los problemas y adquiriendo compromisos. Hay que tener mucho cuidado en no ceder para no reforzar el comportamiento celoso porque si consigue lo que quiere, va a repetir la situación empeorando cada vez más.

Otra forma de abordar la crisis es esperar a que mejore la relación sin querer hacer cambios. Aceptando que hay problemas y esperando a que mejoren, aunque no es lo más recomendable, muchas parejas pueden vivir así durante años.

La tercera forma es ignorar tanto a la pareja como a la relación cayendo en un abandono. En estos casos a la pareja no le interesa mucho la relación, pueden quedarse observando como la relación empeora y solo adquieren conductas para reducir problemas.

Otro recurso es terminar la relación, lo que es muy frecuente.

¿Qué tiene que hacer el celoso?

Lo primero es ser consciente de que ese comportamiento está afectando a la pareja y a la vez uno mismo se hace daño. Es necesario tomar el control de las acciones reconociendo los sentimientos que lo llevan a actuar de esa manera. Generalmente los celos van acompañados de angustia por lo que hablar con alguien y compartirlo con alguien cercano o con algún profesional como un psicoterapeuta puede ser de gran ayuda y orientación.

No hay que poner la propia felicidad en manos de la pareja, si tenemos todas las expectativas puestas en el otro va a ser muy fácil caer en la frustración y en culpar al otro de la infelicidad que solo es responsabilidad de cada quién. Por eso es importante contar con una red social de apoyo, tener amistades, pasatiempos, trabajo, otro tipo de intereses y llenar el tiempo que se desperdicia en ideas y conductas de celos con actividades productivas.

Estar conscientes que en el amor real es más importante dar que recibir. No podemos esperar solo recibir de la pareja para sentirnos satisfechos, si tiene que ser recíproco, pero no se condiciona el amor esperando que la pareja actúe como uno quiere.

La vida en pareja exige respeto al otro, lo que incluye privacidad e independencia, así como libertad. Todos necesitamos momentos y espacios de soledad para reflexionar y recargarnos de energía. Si no contamos con ese espacio, además de amistades propias, nos sentimos asfixiados y se llega a perder la esencia y la identidad.

¿Qué hago si mi pareja es celosa?

Primero es necesario identificar el nivel de celos, si llega a ser molesto, sin que afecte tanto a la relación y que los conflictos no sean tan frecuentes, se puede fortalecer la relación y abordar los celos a través del diálogo. Hablen del problema, diciendo específicamente cómo lo hacen sentir esas conductas.

Cuando se habla de situaciones graves y ya intolerables lo más prudente es buscar ayuda profesional, siempre acudir a terapia va a llevar a la pareja celosa a la reflexión y a detectar la raíz de ese comportamiento.

Hay que tomar siempre en cuenta que quien es celosos, es una persona con miedo, que se siente amenazada y en ocasiones herida, es sumamente sensible a todo aquello que sienta que pone en peligro la relación. Hay que mostrarnos empáticos y crear un ambiente de tranquilidad, brindándole seguridad y confianza, diciéndole que le molestan sus celos y hacerle ver que no son reales y no tienen fundamentos, de la manera más respetuosa pero firme.

Hablar las cosas es la mejor manera de abordar las situaciones difíciles, pero no es magia que resuelve todo, se debe hacer solo cuando hay lugar para razonar.

Ante la amenaza de agresión o ya cuando la agresión es real por mínima que sea, se debe terminar la relación con la pareja y buscar asesoría con algún profesional para tomar las medidas de protección necesarias.

Quien es celoso siente dolor y como una persona herida se defiende y puede atacar. Por eso debemos ser cuidadosos, no por esto vamos a aceptar sus ideas y hacer lo que quiera que hagamos, se le debe dejar en claro de manera cariñosa y respetuosa que sus acciones no son aceptables.

Cada quién debe vivir su propia vida, no podemos vivir la del otro, se trata de convivir y recorrer el camino junto a otra persona, no de someterse a ella. La convivencia debe traernos bienestar en lugar de malestar.

Si bien las relaciones no son perfectas lo que importa es el balance de todo lo vivido y las ilusiones que quedan por vivir.

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