“Cuando dejas ir, perderás muchas cosas de tu pasado, pero finalmente te encontrarás a ti mismo”. Deepak Chopra Los seres humanos tenemos la capacidad de apego, lo que no es negativo. Nos sirve para desarrollar vínculos emocionales, lo que nos ayuda a valorar.
El problema es cuando el nivel de apego es tan alto que se vuelve nocivo para ti y se genera una dependencia. La dependencia ocurre cuando le damos un valor muy alto a algo o alguien generando un vínculo que nos trae un beneficio, el problema es que llegas a sentir la necesidad emocional de aquello a lo que te apegaste.
Cuando dependes de algo o de alguien, pierdes tu poder personal, y tu independencia y tomas las decisiones y actúas basado en aquello de lo que dependes, y lo más seguro es que estés atado y eso te impida seguir adelante y tengas miedo a desprenderte y dejar ir.
Lo primero es tomar conciencia, darte cuenta lo que está impidiendo tu crecimiento, y cuáles son tus miedos para soltar
aquello que te daña, y entonces, hacerte responsable y pasar a la acción.
No existe una fórmula mágica para esto, es un proceso que requiere mucho compromiso, pero al final, verás que vale la pena. Dejar ir, para poder recibir. Estas palabras, dejar ir, no están ligadas solamente al dolor, a la pérdida o al sufrimiento. En ocasiones, renunciar es una forma de permitirnos también ser un poco más felices
Amor propio.
La capacidad de dejar ir, está muy ligada a la autoestima. Es muy común escuchar, ámate a ti mismo, no puedes amar a otros si no te amas tú primero.
Y cuando empiezas a ponerte en primer plano, y a enfocarte en ti, todo cambia, desde tu manera de percibirte, hasta la manera en que ves a los demás y todo lo que te rodea. Empiezas a poner atención en quién eres, cómo eres y por qué, y vas dándole forma poco a poco a la idea de quién quisieras ser, qué clase de persona.
Y si no te amas a ti mismo, ves las cosas diferentes, de una manera más negativa, no te das gustos por no sentirte merecedor, te exiges más de la cuenta y puedes caer en el autocastigo, y el permanecer con apegos y sin soltar es una manera de castigarte. Puedes caer en llevar una vida de sacrificio hacia los otros, a veces por llenar algún vacío interno.
Tú mereces todo ese amor, cuidado y atenciones que les das a los demás. En vez de pensar qué puedes hacer para hacer feliz a los demás, empieza a pensar qué vas a hacer para estar bien contigo, trabajar en la relación que mantienes contigo mismo, con tus anhelos de felicidad y amor, siendo capaz de estar solo, sin tapar tu soledad con relaciones que no son sanas, llenándolo con drogas, comida, compras, siendo independiente emocionalmente, enfrentando tu miedo a la soledad, si estas conectado contigo, con tu espiritualidad y con la vida, nunca te sentirás solo.
Renuncia a lo que te hace daño. Es ponerte en primer plano a ti. Soltar lo que te daña es cuidar de tu salud, tanto física como emocional.
Desprenderte de creencias limitantes, trabajos, hábitos, pensamientos, relaciones tóxicas, actitudes, es ganar en oportunidades y en desarrollo. Liberarte, avanzar y poder voltear para atrás, ver lo que has vivido y que te ha fortalecido y las dificultades que has pasado por soltar aquello que en el pasado te hizo daño, lo que una vez fue bueno para ti, pero se convirtió en un obstáculo o en algo que te daña.
El acto de tener que “soltar”, de liberar o dejar ir es también una oportunidad para renovarnos y seguir
creciendo como personas. No es un acto de debilidad, al contrario, implica crecimiento y se requiere fortaleza, porque, aunque duele, sabes que es necesario dejar ir.
En ocasiones implica un duro adiós que hay que saber asumir con entereza. Y es parte de la vida. Permítete sentir el dolor, llora si lo necesitas, sin avergonzarte de tus sentimientos, si necesitas háblalo con alguien.
Deja la negación. Nos ayuda a procesar lo que sucede, es un mecanismo de defensa. Lo ideal es avanzar. Si no identificas las emociones y sus motivos, caes en un laberinto sin salida. Hay eventos muy dolorosos y preferimos hacernos historias y creerlas porque de esa manera evadimos cualquier sensación o sentimiento que no sea placentero, sin embargo, esto no es sostenible.
Es necesario asumir la realidad para no sabotear tu potencial de cambio o a veces hasta tu propia identidad. Miedo a herir. Puedes tener miedo de expresar lo que sientes, puedes creer que la relación se va a deteriorar y evitas cualquier tipo de conflicto. Sin embargo, al reprimirte puedes generar daños emocionales en ti, que podrían ser evitados si los expresas de manera sana.
Se prudente. Expresa tus emociones, sentimientos y compártelos, claro que, de manera prudente, sin lastimar a otros o en el lugar y el momento adecuados. Todo se trata de gestionar tus emociones, y si te cuesta manejar tus emociones, puedes expresarlas más sanamente, sin dañarte a ti, o a los demás: Puedes ser tu propio “regulador”. La cultura, el arte y los deportes son una buena manera de “dejar ir” tus emociones de manera sana. Cuando esto no es suficiente es necesario buscar ayuda psicológica profesional.
Acepta. Identificar cómo se ha instalado el sufrimiento en ti te puede ser de utilidad. Cuando una conducta o persona te provocan dolor, es momento de aceptar que tienes que dejar atrás. Lo que tú deseas, esa persona no te lo puede o quiere dar, es difícil aceptar lo que quedó atrás; el cambio es una constante, las relaciones se modifican con el paso del tiempo, algunas relaciones se fracturan, mientras q otras se fortalecen.
Asume el control. En el mundo, hay “detonadores”, pero tú eres quien tiene el poder para activarlos o no. Hay que dejar ir muchas conductas, personas y cosas que nos hacen daño, soltar apegos para llenarnos con nuevas experiencias. Cuando te cansas de cargas innecesarias y llegas a sentir hastío, es cuando puedes soltar muchos de tus temores, aunque la mayoría de las veces no sea un proceso sencillo.
Dejar ir, no siempre es pérdida, pues cuando eres capaz de soltar algo en tu vida que no te hace bien, extraes lo mejor de cada experiencia, y es menos probable que cometas el mismo error en el futuro y ganas libertad.
Vive tu duelo. Es una etapa necesaria para trascender, y si lo requieres, busca acompañamiento psicológico, en muchas ocasiones hay que elaborar tareas terapéuticas para procesar pérdidas, para poder despedirlas.
Tendemos a aferrarnos a personas o situaciones, hay temor y resistencia al cambio, el cambio lleva estrés. Es cómoda la zona de confort, tienes que estar preparado para los cambios, saber qué dirección deseas tomar y cuáles son los recursos con los que cuentas, hay que estar dispuestos a moverse y a fluir con los cambios que la vida nos presenta, para esto se requiere de flexibilidad y voluntad.
Enfócate en dar pequeños pasos para los cambios o ajustes que requieras en tu vida, y no “esperar”, con falso optimismo a que las cosas cambien por sí solas. Ármate de valor para buscar lo que quieres, supera tus temores y siéntete libre para desarrollar tus metas y perseguir tus sueños.
Perdónate primero, y luego perdona a los demás. El perdón es una parte sumamente importante para dejar ir, tanto el perdonar a alguien o perdonarte a ti mismo, te va a permitir cerrar ciclos. Deja ir todo lo que no te beneficia y no necesitas, y mantén una actitud abierta y positiva a lo que pueda venir, sobre todo, disfruta el presente.
Cuando perdonas te liberas de todas las emociones que no te permiten avanzar, la ira, resentimiento, culpa, tristeza. Te trae salud física y emocional.
Si algo te impide avanzar y crecer, es estar atado al pasado o venir cargando un resentimiento por no poder soltar y perdonar. Sana las heridas y evita que tu cuerpo, mente y espíritu se enferme, está comprobado que no saber gestionar las emociones pueden llevar a muchas enfermedades. Deja que el pasado se vaya. Estás creciendo y cambiando, y es momento de ver la vida y vivirla de manera diferente. Si no sabes cómo, en mi sitio web tengo herramientas que pueden ayudarte a soltar y perdonar. Se amable contigo y trátate como a alguien a quien amas y no harías nada por lastimarlo.
Perdonar no se trata de olvidar, es más bien, aceptar lo que pasó y seguir adelante. Te das cuenta que has superado y llegado al perdón cuando eres capaz de sentir empatía por la persona que te ofendió.
Algo que te puede ayudar es escribir en una carta todo aquello que te hizo daño, y al final, quemar esa carta, representando el perdón.
Cuando llega la libertad. Las dependencias y apegos nos van generando ataduras, sin embargo, cuando nos damos cuenta y dejamos ir, a costa de nuestro ego, aparece ese proceso de desprendimiento y libertad que nos permiten fortalecernos espiritualmente.
Solo los que están dispuestos a este nivel de conciencia pueden lograrlo.
“Retener es creer que solo existe el pasado, dejar ir es saber
que hay un futuro”. Daphne Rose Kingm
¿Quieres aprender más sobre cómo dejar ir?
Visita mi video: Del Resentimiento al amor aquí: Del Resentimiento al Amor
Hola Alfredo es la primera vez que entro a tu pagina, fue muy curioso por asares del destino por llamarlo así, ocupaba en ese momento esa lectura que publicaste DEJAR IR, yo estoy pasando por una situación muy dolorosa desde hace mas de 5 años la perdida de mi hijo de no saber donde esta, si se encuentra vivo o muerto..
Toda esa situación obstaculizan mi vida mi existir siento que no avanzo en nada en mi vida personal ni en lo laboral..
Gracias a este tema dejar ir, abrió mi mente de manera positiva y voy a soltar todo el paso todo lo que esta afectando mi vida .. para darme la oportunidad de renovarme y no estar aferrada al pasado , quiero crecer como persona tanto en lo laboral y en lo espiritual.
Gracias te mando un fuerte abrazo y muchas Bendiciones